El desgarro muscular o también conocido como rotura fibrilar se trata de la distensión o rotura de un músculo o de un tendón causada por forzar el tejido muscular, ya sea estirándolo o contrayéndolo demasiado.
Este tipo de lesiones se suele producir cuando se practica ejercicio o alguna actividad deportiva como por ejemplo fútbol, rugby, baloncesto…etc.
También es usual que ocurra si se levanta un objeto de un peso considerable en una mala postura (levantamiento de peso o trabajos forzados) y es cuando se produce el tirón muscular.
Este tipo de lesiones puede producirse en varias partes del cuerpo, siendo las más comunes la parte baja de la espalda o zona lumbosacra y en las piernas (Cuádriceps e isquiotibiales, desgarro muscular en el muslo) o miembro inferior. También puede haber desgarros en cualquier otro músculo del cuerpo, como un desgarro en el bíceps, o incluso un desgarro abdominal, al cargar un peso excesivo o realizar un esfuerzo mayor del soportado.
Tipos de desgarro muscular
Existen varios tipos de desgarro muscular, que varían en función de la gravedad e intensidad de la lesión:
- Desgarro leve, rotura de primer grado o distensión muscular. Se trata de daños leves en las fibras musculares y su recuperación total puede tardar de 8 a 10 días.
- Desgarro moderado o rotura de segundo grado. Esta rotura parcial de las fibras musculares requiere de una atención más profunda y puede tardar en sanar entre dos y tres semanas.
- Desgarro grave o rotura de tercer grado. Consiste en una rotura total de las fibras y puedes tardar normalmente de tres a cuatro meses en recuperarte, además de tener que pasar en muchas ocasiones por una cirugía para reinsertar las fibras rotas.
Síntomas de un desgarro muscular
Para conocer los síntomas de una rotura fibrilar hay que tener en cuenta el tipo de desgarro que tienes. Si tu desgarro es del primer tipo que hemos visto, es decir, leve, notarás un pequeño pinchazo en el momento de la lesión, la zona de la lesión un poco más sensible que de costumbre y el músculo en tensión. Generalmente, este nivel de lesión no evitará que puedas moverte con cierta normalidad.
Por su parte, los desgarros de segundo y de tercer grado suelen notarse en el momento exacto, como una pedrada. Éstos pueden causarte un dolor intenso, ya que sentirás rigidez muscular y podrás experimentar una inflamación en la zona que rodea la lesión. También podremos observar edema o coloración alrededor de la zona afectada. Si se intenta mover con normalidad, lo más probable es que el dolor empore, por lo que la opción más inteligente es quedarse en reposo.
Si tu desgarro muscular es realmente grave, experimentarás un dolor agudo acompañado de una gran inflamación y el músculo perderá su funcionalidad. En este nivel de lesión, es normal que percibas bultos o desigualdades en la zona. Esto se denomina signo del “hacha”, al notar una hendidura donde antes debía haber fibra muscular.
Causas del desgarro muscular
Como hemos comentado anteriormente, el desgarro muscular o rotura de fibras musculares viene provocado por una contracción o un estiramiento inusuales o demasiado exagerados para nuestro músculo. Correr, saltar, patear o realizar algún movimiento brusco de este tipo son actividades que propician la aparición de esta lesión.
Asimismo, aunque no realices ningún movimiento exagerado, tu músculo puede sufrir un desgarro en algunos de los siguientes casos:
- No calientas lo suficiente antes de empezar a practicar cualquier ejercicio físico o deporte.
- No has dejado pasar el tiempo suficiente entre dos sesiones de entrenamiento, siendo insuficiente el tiempo de recuperación del músculo.
- Tus músculos ya están cansados o fatigados antes de realizar otra actividad física.
- La musculatura ya presenta tensión o rigidez por causas previas.
- Tus músculos están débiles, lo cual puede tener diversas causas.
Tratamiento del desgarro muscular en clínica de fisioterapia Physos
En el caso de que sufras este tipo de lesión, en clínica de fisioterapia Physos en Salamanca, podemos ayudarte.
Lo primero que haremos es realizar un buen diagnóstico. Para ello, nos ayudará realizar una ecografía del desgarro muscular. Después, nuestro equipo de fisioterapeutas pasará a valorar el alcance de la lesión y cuantificar los daños sufridos para aplicar el mejor tratamiento en cuestión.